Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la que han colaborado la Universidad Complutense de Madrid y la University College London ha descubierto un mecanismo de comunicación entre las células del embrión del pollo por medio de señales químicas que hace posible la diferenciación entre sus distintas partes. Se trata de un proceso en donde se produce un evento fundamental como es la rotura de la simetría radial del embrión, de modo que éste adquiere las coordenadas espaciales que determinan dónde se distribuyen más tarde los lados derecho e izquierdo, las partes ventral y dorsal, o la cabeza y la cola del embrión. El estudio acaba de publicarse en Scientific Reports.
Una vez la célula ha sido fecundada, comienza un proceso de división celular por el que ésta se transforma en un embrión con miles de células. Toda esta transformación ocurre en un corto periodo de tiempo: “Al llegar a este punto del desarrollo embrionario, las células son aún equivalentes ya que todas ellas mantienen la potencialidad de dar lugar a los tejidos que conforman el organismo”, asegura Federica Bertocchini, investigadora del CSIC en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria. “Pero, poco a poco, —asegura— cada una pierde esta potencialidad y adquiere un destino particular que la llevará a convertirse, por ejemplo, en una célula del riñón, del corazón o del cerebro”.
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